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viernes, 11 de marzo de 2011

EPÍLOGO

El primer día de clases, todos los maestros de una escuela particular recibieron la siguiente nota del director:

Queridos maestros:

Soy un sobreviviente de un campo de concentración. Mis ojos llegaron a ver lo que ningún hombre debería contemplar.

Cámaras de gas construidas por ingenieros capaces y eficientes.

Niños envenenados por médicos experimentados y conocedores.

Recién nacidos asesinados por enfermeras bien adiestradas.

Mujeres y niños a quienes habían matado e incinerado jóvenes competentes egresados de la escuela secundaria y la universidad.

Por lo tanto, me muestro suspicaz cada vez que se me habla de lo que significa la educación para el hombre.

Por eso quiero hacerles la siguiente petición:

Ayuden a sus alumnos a volverse seres humanos. Sus esfuerzos no deben dirigirse a producir monstruos de gran sabiduría, sicópatas competentes, hombres instruídos y educados como Eichmann.

La lectura, la escritura y la aritmética son importantes solamente cuando pueden servir para hacer que nuestros niños sean más humanos.

Tomado de: Dr. Haim G. Ginott
Universidad de Nueva York
Edit. Pax-México 1974.

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